domingo, 28 de diciembre de 2008

LA MEDIA COBIJA

Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa, durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia. Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.
A los 70 años Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que este apareciera y decidió por primera vez en su vida pedirle un favor a su hijo.
Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia.
- ¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí!
- Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo.
- Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa.
- Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo. Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡me siento tan solo!
- ¿Quedarte a vivir aquí?, sí... claro... pero no se si estarías a gusto. Tú sabes, la casa es chica, mi esposa es muy especial...y luego los niños..
- Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
- No padre no es eso, sólo que... no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían... o sólo que no te moleste dormir en el patio...
- ¿Dormir en el patio? Está bien.
El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de 12 años:
- Dime papá.
- Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se cubra en la noche.
- Sí, con gusto papá... ¿y dónde va a dormir?
- En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos partes.
En ese momento llegó su padre:
- ¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la manta de tu abuelo?
- Sabes papá, estaba pensando...
- ¿Pensando qué?
- En guardar la mitad de la cobija para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa.

domingo, 21 de diciembre de 2008

EL ANGEL DE LOS NIÑOS

Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer, le dijo a Dios:
- me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero ..... ¿ Cómo viviré tan pequeño e indefenso que soy?.
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te esta esperando: el te cuidara.
- pero dime: aquí, en el cielo, no hago mas que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantara, te sonreirás todos los días, y tu sentirás su amor y serás feliz.
- ¿y como entenderé lo que la gente me diga, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?.
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñara a hablar.
- Y ¿qué haré cuando quiera hablar contigo?.
- Tu ángel te juntara las manitos y te enseñara a orar.
- he oído que en la Tierra hay hombres malos.... ¿quién me defenderá?.
- Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.
- pero estaré siempre triste por que no te veré mas Señor.
- Tu ángel te hablara de mí, y te enseñara el camino para regresar a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso, repetía suavemente:

- Dios mío, si ya me voy dime el nombre. ¡Cómo se llama mi ángel!.
- Su nombre no importa, tu le dirás MAMÁ

domingo, 14 de diciembre de 2008

¿TAN PODEROSO ERES?

Cuenta la historia que Eêv Kai Hâv, el más odiado y temido de los guerreros de todo el ancho mundo, sabiéndose inigualable en ferocidad y destreza en el combate quiso ser el más poderoso de todos los hombres. Por lo tanto buscó, indagó y viajó demasiado hasta comprobar que sólo uno era más poderoso que él sobre la tierra. Ese era Buda, así que
partió a buscarlo. No tardó mucho en hallarlo en su templo de la montaña. Allí entró sin previo aviso, rompiendo puertas y pasando sin miramientos sobre todo obstáculo que lo alejara de su contendor; pero cuando estuvo frente a Buda no supo que hacer; aquel ser pequeño, escuálido, enjuto, no podía ser aquel hombre poderoso del que se hablaba tanto.
- Vienes a demostrar de qué eres capaz, ¿Cierto? - Preguntó Buda.
- Vengo a demostrar que soy más poderoso que todo, mucho más que tú, mucho más que cualquier fiera de la tierra, bajo ella; del mar o del cielo. - Respondió el otro, confundido aún pero firme.
- Bueno, dijo el primero. Ya que eso es lo que buscas te daré algo que te puede ayudar. Abajo, en la ribera del río existe una pequeña población de labriegos, hombres de paz, que ha sido asolada en los últimos días por un tigre hambriento. ¿Crees ser capaz de demostrar qué tan poderoso eres?...
El guerrero partió sin mediar más palabras, y unas horas después ya regresaba con la sangrante cabeza del animal en sus manos.
- Ahí tienes. ¿Necesitas, acaso, otra demostración de mi poder?.
- ¡Claro!. Dijo Buda. - No has demostrado nada hasta ahora. Devuelve, por favor, la vida a la criatura.
- No puedo… no es posible eso que me pides. Respondió el hombre, visiblemente afectado.
- Entonces no eres tan fuerte como crees serlo, no ves acaso que cuando se trata de quitar la vida, puede hacerlo cualquiera, con un poco de suerte o empeño; pero cuando el asunto es otorgarla… a muy pocos les es dado. Se requiere demasiado.

domingo, 7 de diciembre de 2008

EL LOCO

Fue en el jardín de un manicomio que conocí a un joven de rostro pálido y hermoso y lleno de encanto. Sentándome a su lado sobre el banco le pregunté: “¿Por qué estás aquí ?”
Me miró asombrado y respondió: “ Es una pregunta inadecuada, sin embargo,contestaré:

Mi padre quiso hacer de mí una reproducción de sí mismo; también mi tío. Mi madre deseaba que fuera la imagen de su ilustre padre. Mi hermana mostraba a su esposo navegante como el ejemplo perfecto a seguir. Mi hermano pensaba que debía ser como él, un excelente atleta. Mis profesores, como el doctor de filosofía, el de música y el de lógica, ellos también fueron terminantes, y cada uno quiso que fuera el reflejo de sus propios rostros en un espejo.

Por eso vine a este lugar. Lo encontré más sano. Al menos puedo ser yo mismo”. Enseguida se volvió hacia mí y dijo:
“Pero dime, ¿ te condujeron a este lugar la educación y el buen consejo?”

Yo respondí: “No, soy un visitante”.

Y el añadió: “ Oh, tú eres uno de los que vive en el manicomio del otro lado de la pared”.



Khalil Gibrán