domingo, 25 de octubre de 2009

EL MAGO Y EL RATON

Era un gran mago que todo lo podía, de fuerza y poder extraordinario. Un día, en su camino vio a un pequeño, al verlo se dijo a sí mismo :

--"Haré algo bueno por él".

Sus palabras se dirigieron entonces al frágil ratoncito :

--"Has pasado por mi camino, en premio, ya no serás más un ratón , serás la más bella de las mujeres, la más talentosa, la más llena de todas las virtudes."

Dicho esto, con un breve ademán, la convirtió, según su propósito, en una bella doncella. Una vez hecho esto le dijo :

--" Ahora, ¿qué deseas ?, pídame lo que quieras, mi fuerza y mi poder es grande. Dime qué es lo que deseas, que yo te lo concederé.

La doncella respondió :

--"Quiero casarme con el ser más poderoso de la Tierra".

El mago respondió :

--"Te casaras con el Sol, él es quién da Luz y Calor al planeta."

El Sol respondió :

--"¿Qué tanto es mi valor y mi poder que una simple nube puede cubrirme y quitar mi calor ?"

EL mago reflexionó y dijo :

--"Es cierto, entonces, será con las nubes que son capaces de tapar al sol, que nos dan la lluvia para que crezcan los campos, con el agua que es indispensable para la vida".

Más el ser de las nubes respondió :

--"Tanta es mi fuerza y mi importancia, que el viento, solo, me

mueve a su antojo".

Nuevamente el mago pensó :

--"Es cierto, te casaremos con el viento".

El viento, habiendo escuchado dijo:

--"Tanta es mi fuerza, que una montaña me detiene y no puedo pasar a otro lado, me estrello contra ella, y más no puedo avanzar".

El mago se quedó razonando nuevamente:

--"¡ Ya sé !, te casarás con el espíritu de la montaña, nadie la mueve".

A lo que la montaña respondió:

--"No soy el más poderoso de la Tierra... ¿Qué tanto es mi valor, que un simple ratoncito me roe las entrañas, y hace su madriguera dentro de mi ?"

Comprendiendo el mago la verdad de todo lo anteriormente dicho, y sin decir más, volvió a su forma original a la que antes era una ratoncita. Luego la observo alejarse con el ratón que roía las entrañas de las montañas y comprendió el mago:

--"Nadie es más fuerte y nadie es mejor, sólo Dios en su infinita sabiduría da a cada ser su lugar."

--"Cada uno tiene su importancia, cada uno es hijo de Dios, en las múltiples manifestaciones del ser.

domingo, 11 de octubre de 2009

LA DIFERENCIA

Contesta este examen rápido:


Lista 1



1.- Nombra las 5 personas más adineradas del mundo...

2.- Nombra las 5 últimas ganadoras del concurso Miss Mundo...

3.- Nombra 10 personas ganadoras del premio Nobel o el Pulitzer...

4.- Nombra los 6 últimos ganadores del Premio Oscar de la Academia...

5.- Nombra los últimos 5 ganadores del Mundial de Futbol...



Cómo te fue? Mal?

Esa gente es la mejor en su ramo, pero ninguno de nosotros recuerda los encabezados de ayer.



El punto es:

Los aplausos se van,

los trofeos se decoloran,

los ganadores se olvidan!



Ahora contesta este otro, veamos como te va ahora:



Lista 2



1.- Lista algunos maestros o profesores que te hayan ayudado en tu vida.

2.- Nombra tres amigos que te hayan ayudado en tiempos difíciles.

3.- Nombra cinco personas que te hayan dicho algo valioso.

4.-Piensa en algunas personas que te hayan hecho sentir una persona especial.

5.- Piensa en cinco personas con las que disfrutes pasar tu tiempo.

6.- Nombra media docena de héroes cuyas vidas te hayan inspirado.

Como te fue? Mejor?

Las personas que hacen la DIFERENCIA en tu vida NO son aquellos con la mejores credenciales, el mayor dinero o los mayores premios...

La DIFERENCIA la hacen aquellas personas que se preocupan por ti, que te cuidan.

Toma un momento para reflexionar...

En qué lista estás? No sabes en cuál?

Déjame darte una ayudita... no estás entre los famosos pero si entre los que me acordé para mandarles éste mensaje...

domingo, 4 de octubre de 2009

LA SEÑORITA RODRIGUEZ

Su nombre era Srta. Rodríguez. Mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira.
Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Pepe Sánchez.

La Srta. Rodríguez había observado a Pepe desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño.
Pepe comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que la Srta. Rodríguez disfrutaba al marcar los trabajos de Pepe con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.
En la escuela donde la Srta. Rodríguez enseñaba, se le requería revisar el historial de cada niño. Ella dejó el expediente de Pepe para el final.
Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa. La Profesora de primer grado había escrito: “Pepe es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales… es un placer tenerlo cerca”.
Su profesora de segundo grado escribió: “Pepe es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil”.
La profesora de tercer grado escribió: “Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. Él trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas”.

Su profesora de cuarto grado escribió: “Pepe se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela.
No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase”.
Ahora la Srta. Rodríguez se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto el de Pepe. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel.

A la Srta. Rodríguez le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido.
Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Era el mejor regalo que le habían hecho los niños en toda su vida profesional.
Pepe se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:

“Srta. Rodríguez, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá”.
Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora…
Desde ese día, ella dejó menos horas en enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir.
En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Srta. Rodríguez puso atención especial en Pepe.

Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido.
Para el final del ciclo escolar, Pepe se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira, de que quería a todos sus alumnos por igual, Pepe se convirtió en uno de los “consentidos” de la maestra.

Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Pepe, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Pepe, ahora escribía diciéndole que había terminado la selectividad, siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la Universidad y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a la Srta. Rodríguez que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.

Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por José Sánchez., Doctor en Medicina.
La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Pepe ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse.

Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a la Srta. Rodríguez si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto la Srta. Rodríguez aceptó y adivina…
Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Pepe recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Sánchez le susurró al oído, “Gracias Srta. Rodríguez por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia”.

La Srta. Rodríguez con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo, “Pepe, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí”.