domingo, 22 de febrero de 2009

LAS COSAS NO SON LO QUE PARECEN

Dos Angeles viajeros se pararon para pasar la noche en el hogar de una familia muy adinerada. La familia era ruda y no quiso permitirle a los Angeles que se quedaran en la habitación de huéspedes de la mansión. En vez de ser así, a los Angeles le dieron un espacio pequeño en el frío sótano de la casa. A medida que ellos preparaban sus camas en el duro piso, el Angel más viejo vio un hueco en la pared y lo reparó. Cuando el Angel más joven preguntó ¿por qué?, el Angel más viejo le respondió, "Las Cosas no siempre son lo que parecen."

La siguiente noche, el par de Angeles vino a descansar en la casa de un señor y una señora, muy pobres, pero el señor y su esposa eran muy hospitalarios. Después de compartir la poca comida que la familia pobre tenía, la pareja le permitió a los Angeles que durmieran en su cama donde ellos podrían tener una buena noche de descanso. Cuando amaneció, al siguiente día, los Angeles encontraron bañados en lágrimas al Señor y a su Esposa. La única vaca que tenían, cuya leche había sido su única entrada de dinero, yacía muerta en el campo. El Angel más joven estaba furioso y preguntó al Angel más viejo, ¿cómo pudiste permitir que esto hubiera pasado? El primer hombre lo tenía todo, sin embargo tú lo ayudaste; El Angel más joven le acusaba. La segunda familia tenía muy poco, pero estaba dispuesta a compartirlo todo, y tú permitiste que la vaca muriera.

"Las Cosas no siempre son lo que parecen," le replicó el Angel más viejo. "Cuando estábamos en aquel sótano de la inmensa mansión, yo noté que había oro almacenado en aquel hueco de la pared. Debido a que el propietario estaba tan obsesionado con avaricia y no dispuesto a compartir su buena fortuna, yo sellé el hueco, de manera tal que nunca lo encontraría."

"Luego, anoche mientras dormíamos en la cama de la familia pobre, el ángel de la muerte vino en busca de la esposa del agricultor. Y yo le di a la vaca en su lugar. “Las Cosas no siempre son lo que parecen."

domingo, 15 de febrero de 2009

LA ERMITA

Esto es una vieja leyenda noruega.

El viejo Haakon cuidaba cierta Ermita.
En ella se veneraba un crucifijo de mucha devoción.
Este crucifijo recibía el nombre, bien significativo de
"Cristo de los Favores". Todos acudían allí para
pedirle al Santo Cristo.
Un día el ermitaño Haakon quiso pedirle un
favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso. Se
arrodilló ante la imagen y le dijo, "Señor,
quiero padecer por ti. Dejame ocupar tu puesto.
Quiero reemplazarte en La Cruz." Y se quedó fijo
con la mirada puesta en la Sagrada Efigie,
como esperando la respuesta. El Crucificado
abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de
lo alto, susurrantes y amonestadoras: "Siervo mío,
accedo a tu deseo, pero ha de ser con una
condición." Cuál, Señor??, -
preguntó con acento suplicante Haakon. Es una
condición difícil.

Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor,
-respondió el viejo ermitaño. Escucha : suceda lo
que suceda y veas lo que veas, has de guardar
siempre silencio.Haakon contestó: Os, lo prometo,
Señor Y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el
trueque.
Nadie reconoció al ermitaño, colgado de cuatro
clavos en la Cruz. El Señor ocupaba el puesto de
Haakon. Y éste por largo tiempo cumplió el
compromiso. A nadie dijo nada. Los devotos
seguían desfilando pidiendo favores. Pero un día,
llegó un rico, después de haber orado, dejó allí
olvidada su cartera. Haakon lo vió y calló.
Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos
horas después, se apropió de la cartera del
rico. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se
postró ante él poco después para pedirle su gracia
antes de emprender un largo viaje. Pero en
ese momento volvió a entrar el rico en busca de
la bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se
a había apropiado. El rico se volvió al joven y
le dijo iracundo: Dame la bolsa que me has robado!.
El joven sorprendido, replicó No he robado ninguna
bolsa. No mientas, devuélmela enseguida!.
Le repito que no he cogido ninguna bolsa, afirmó
el muchacho.El rico arremetió , furioso contra él. Sonó
entonces una voz fuerte: "Detente! El rico miró
hacia arriba y vió que la imagen le hablaba.
Haakon, que no pudo permanecer en silencio,
grito, defendió al joven, increpó al rico por la falsa
acusación. Este quedó anonadado, y salió de la
Ermita. El joven salió también porque tenía prisa
para emprender su viaje. Cuando la Ermita quedó
a solas, Cristo se dirigió a su siervo y le dijo: Baja de la Cruz. No
sirves para ocupar mi puesto. No has
sabido guardar silencio. Señor, dijo Haakon, "Cómo
iba a permitir esa injusticia?.
Se cambiaron los oficios. Jesús ocupó la Cruz
de nuevo y el ermitaño que quedó ante el Crucifijo.
El Señor, clavado, siguió hablando. Tú no sabías
que al rico le convenía perder la bolsa, pues
llevaba en ella el precio de
la virginidad de una joven mujer. El pobre, por
el contrario, tenía necesidad de ese dinero e hizo
bien en llevárselo; en cuanto al muchacho
que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen
impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal.
Ahora, hace unos minutos acaba de zozobrar el
barco y él ha perdido la vida. Tú no sabías nada.
Yo sí sé. Por eso callo. Y la sagrada imagen del
crucificado guardó silencio.

domingo, 8 de febrero de 2009

EL VALOR DE LA MUJER

Cuenta la leyenda que al principio del mundo, cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales sólidos en el hombre y no tenia mas que disponer.

Ante este dilema y después de profunda meditación, hizo esto:
Tomo la redondez de la luna; las suaves curvas de las olas, la tierna adhesión de la enredadera, el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez de la palmera, el tinte delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo, la alegría del sol, y las gotas del llanto de las nubes, la inconstancia del viento y la fidelidad del perro, la timidez de la tórtola y la vanidad del pavo real, la suavidad de la pluma de un cisne y la dureza del diamante, la dulzura de la paloma y la crueldad del tigre, el ardor del fuego y la frialdad de la nieve.

Mezclo tan desiguales ingredientes, formo a la mujer y se la dio al hombre. Después de una semana, vino el hombre y le dijo:
Señor, la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi atención, nunca me deja solo, charla incesantemente, llora sin motivo, parece que se divierte al hacerme sufrir y vengo a devolvértele por que no puedo vivir con ella!!!!

Bien contesto Dios y tomo a la mujer. Paso otra semana, volvió el hombre y le dijo: Señor, me encuentro muy solo desde que te devolví a la criatura que hiciste para mi; ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y su mirada era una caricia, reía y su risa era música, era hermosa a la vista y suave al contacto. Me cuidaba y protegía cuando la necesitaba, me daba dulzura, ternura, comprensión y amor sin condiciones, por favor Dios, devuélvemela, porque no puedo vivir sin ella!!!

Ya veo, dijo Dios, ahora valoras sus cualidades, eso me alegra mucho, claro que puedes tenerla de nuevo, fue creada para ti, pero no olvides cuidarla, amarla, respetarla y protegerla, porque de no hacerlo, corres el riesgo de quedarte de nuevo sin ella...

domingo, 1 de febrero de 2009

LADRON EN PROBLEMAS

Un ladrón entra a una casa a hacer de las suyas con su linterna en la mano.

Cuando estaba escudriñando por la cocina y va hacia el comedor en busca de la platería, escucho una extraña voz que le decía:

- Jesús te esta mirando.

El ladrón se sobresalto, apago la linterna, e inmediatamente se puso a averiguar de donde provenía esa voz.

- Jesús te esta mirando -volvió a escuchar-

Encendió nuevamente su linterna y vio a un loro encerrado en una jaula que le repitió:

- Jesús te esta mirando.

El tipo se río con todas sus fuerzas y le respondió:

- ¿Y tu quien eres?

- Soy Moisés, el loro

- ¿Y quien fue el imbécil que te puso Moisés ?

- El mismo imbécil que le puso 'Jesús' al Doberman que esta detrás tuyo...